Una de las actividades económicas más antiguas del mundo, la pesca, comienza a notar esos cientos o millas de años de actividad. Desde el sector reconoce el problema, pero tambin apuntan que el mundo del mar tiene una mala prensa inmerecida, ya que slo se escuchan noticias cuando son negativas y se oculta lo positivo. «El sector se conoce, pero de una forma tergiversada», resumen en conversación con EL MUNDO basilio otero, Presidente de la Federación Nacional de Cofradas de Pescadores (FNCP). As, admitió que ellos mismos pueden ser una de las principales causas del problema del relevo generacional: «Hemos sido demasiado cerrados y slo hemos dejado que se conozcan las noticias que no son buenas». Y, al mismo tiempo, no han sabido «teach you a la sociedad cul es la vida verdadera de un marino».
Para empezar, Otero apunta que no todo son los grandes pesqueros que pueden venir a la mente de una persona al pensar en la pesca. De los cerca de 8.700 barcos que hay en España, tan solo entre 200 y 500 altura sonido. «Con lo cual, estamos hablando de barcos que todos los das vienen a tierra, no están en la mar», ilustración el tambin armado. En cualquier caso, también destaca que incluyen los que pasan semanas o meses faenando han cambiado mucho y aluden a la reciente presentación de un sistema de comunicación en redes sociales por satélite que permitía a los marinos utilizar WhatsApp o realizar videollamadas desde prácticamente cualquier parte del mundo. . “An conservamos la sala de comunicaciones en la que haba una fila de asientos a la que la gente iba a dar o recibir noticias a sus seres queridos en la mar”, recordó.
«Donde tenemos problemas es con los títulos, sean patrones or sean jefes de maquinas«, detalle. «No hemos sabido contar las bondades que tienen esas titulaciones». Es decir, para pasar seis meses en la mar y otros seis de descanso. Cobran, asegura, «seldos muy importantes, de más de 50.000 euros».
Mientras, en cualquier caso, parte de la flota -la que trabaja a más de 200 millas de Espaase nutre de trabajadores extranjeros, pues puede contratar a gente procedente de pases con los que no hay convenios. «Son la gente más trabajadora y más tranquila que hemos trado», presume Otero, que también pide extrapolar la medida a litoral y bajura.
Incluso todos los problemas, este profesional de la pesca también destaca que hay soluciones. Dos, en concreto, al menos para empezar: «La seguridad jurídica y cambiar el plan de formación«. Respecto a la primera, cree que habr cambios en la forma en que se deciden las acciones y cuotas -piden que se hagan a más largo plazo, dos o tres años, en lugar de anualmente- durante la presidencia española de la Comisión Europea “Es básica la comprensión de las administraciones, porque muchas veces nos sentimos odos, pero no escuchados y eso es un problema”, lamentó.
Por su parte, los estudios cambiaron tras suprimirse un antiguo plan de adultos -formacin no reglada- «que form a toda la gente que se est jubilando ahora y han sido marinos excelentes en todos los mares del mundo». «Ahora cualquier titulación salvo patrón costero polivalente es una carrera académica y eso no llama la atención de la gente, sobre todo de los titulados«, explicó. Intentaron crear una formación dual profesional, de dos años, pero el resultado no fue positivo y de 30 alumnos sólo cuatro terminaron en la mar. «No todo lo viejo es malo cuando ha funcionado, sobre todo cuando cambias y ves que no funciona», apostilla. Entre carreras y ciclos superiores, que requieren ESO, se cierran puertas a jóvenes o una plantilla actual que quiere continuar con su formación en el sector.
jvenes y mar
Con todo, Otero asume que antes «haba más jvenes». l mismo se pone como ejemplo: es hijo y nieto de marineros, pero de un hogar con cuatro hermanos ya slo tres se dedicaron a la mar y ahora quedan dos en el sector. «El problema real es el relevo de los empresarios«, destacado.
carmen soto, patrona de Tenerife desde el 35 de agosto, aspiraba a ser uno de esos relevos. Tambin Manuela Leal, conilea de 41 aos y familia de pescadores que se remonta varias generaciones. No obstante, de la actual, slo ella est en la mar: «Detrs de m no llega nadie«.
Soto, de momento es patrona de un buque polivalente y gestora de la empresa, pero armadara «todava» no. Además, aunque lleva 12 años en el mundo de la pesca, no proviene de una familia que se haya dedicado a eso.
Empez por amor, al que fue Durante aos su pareja, y, cuando termin la relacin, continu por amor, pero al mar. Luego, eso s, recibi un apoyo que hoy continua. En el caso de Leal, fue «desde pequeita, desde las primeras veces quefu con mi padre a pescar». «Il hecho módulos y cosas, pero siempre me ha llamado la mar y todo lo que he estudiado ha sido relacionado con ello», describe.
Para Soto, lo mejor del mar es también lo que complica el relevo: la naturaleza. «Lo bueno de este trabajo es que o te gusta o no te gusta; no es un 50% y si te gusta, te quedas», explícito. Su colega de Conil coincide: «Ves los amaneceres, los atardeceres… son cosas que hay que embarcarse para conocerlas«.
Lo malo son los momentos en los que el clima o las cuotas no permiten salir a pescar, pero tambin el poder hacerlo y volver con las redes vacas o con un pescado que tiene un valor distinto al previsto semanas antes. «Salimos y cuando entramos vendemos unos kilos, pero no sabemos el precio al que sale ya lo mejor te has pegado 20 das trabajando de sol a sol y cuando llegas te lo venden a dos duros«.
Ese tiempo, además, dificulta la conciliación, que es «prácticamente imposible». “Yo me baj y estoy trabajando desde tierra; tengo un beb de seis meses y marcharme 20 das y dejarlo en tierra no entra en mis planes”, explica Soto. En la pesca artesanal de Leal esto no afecta tanto, pero s los periodos parados por el mal tiempo –de media estn 120 das al ao parados– y la necesidad de prepararse para ellos. «No es un trabajo estable en el que sepas que todos los meses vas a cobrar una cantidad», describe. «En los meses que ganas mucho no te puedes gastar todo el dinero porque después vienen los meses malos y lo vas a necesitar».
«El relevo generacional, tal y como están las cosas aquí en Canarias, está muy jodido y mira que necesitamos profesionales, porque apenas hay marineros y patrones», apunta. Los gastos fijos aprietan -«el barco en el que estoy yo, quieto, son casi 5.000 euros al mes«- y grita que «si puedes conseguir un trabajo en tierra, de lunes a viernes, con tu nmina en la que cobras menos, pero tienes más tranquilidad, te vas a quedar en tierra».
Otero agradece ese pasin de los pocos que rejuvenecen la flota: «Evidentemente, la gente que llega es gente con muchsima ilusin, gente que ha mamado el mar desde pequea». Pero admitió que «son los menos» y, como ve en su puerto, «hay muy poca gente joven que coja el relevo de sus padres, casi todos han estudiado y se han dedicado a otras cosas». Cuando estas generaciones se jubilen – «les quedan siete u ocho aos como mucho» – dejarn el barco. «Y una vez que se deja un barco ya no aparece un relevo«.
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