Para 2035, si la mitad de las personas en América serán obesas – Salud

«Solo las ballenas pueden nadar en la profundidad», dijo el actor estadounidense Brendan Fraser al recibir el primer premio Óscar de su carrera. Descripción así su rol en el largometraje la ballena, que cuenta la historia de Charlie, un profesor universitario que vive enclaustrado en su apartamento, físicamente impedido de ensuciarse por su garganta mórbida. La actuación de Fraser y la puesta en escena lograrán representar las crudas consecuencias de uno de los más graves problemas sanitarios del mundo: la obesidad.

Tenemos una oportunidad sin precedentes para convertir los compromisos globales de obesidad en una acción nacional efectiva

Recientemente, la Federación Mundial de Obesidad presentó el Atlas mundial de obesidad 2023en el que advierte que, de no tomar medidas para revertir la tendencia actual, en una década al menos el 51% de la población mundial padecerá obesidad o sobrepeso. Esto tendrá un costo económico de cuatro billones de dólares, equivalente a todas las ganancias globales de la industria del petróleo y del gas durante 2022.

“Esta realidad económica subraya cuán importante es que actuemos con rapidez y decisión”, según Johana Ralston, directora ejecutiva de la Federación Mundial de Obesidad, y la profesora Louise Baur, de la Universidad de Sydney, en el texto de presentación del ‘Atlas.

“Tenemos una oportunidad sin precedentes para convertir los compromisos globales de obesidad en una acción nacional efectiva; al hacerlo, transformar las cifras de salud para millones de personas en todo el mundo. No lo desperdiciemos”, concluye Ralston y Baur.

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Brendan Fraser ganó el Oscar por su interpretación de Charlie en ‘La ballena’.

Foto :

Cortesía Cine Colombia

De seguir como van las tendencias, en los próximos diez años la situación muy delicada, especialmente para la población será de todo el continente americano, como hace vers la research de la World Obesity Federation, donde proyecta que, para 2035, El continente encabezará las cifras de obesidad en adultos en el planeta, con el 49 % de las mujeres y el 47 % de los hombres.

Los datos se vuelven escalofriantes si se toma en cuenta que, para 2021, 2,8 millones de personas fallecidas en América por enfermedades no transmisibles y debidas a la obesidad, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Esta organización indica que la cantidad de sobrepeso y obesidad se ha triplicado en el continente en los últimos 50 años y afecta actualmente al 62,5% de la población. Es «la prevalencia regional más alta del mundo».

La OPS también aconsejó que los niveles de sobrepeso y obesidad entre la población infantil americana aumentan rápidamente. Ahora el 33,6% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 19 años de edad padecen esta condición.

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Causas

La estrategia aumentada y agresiva de marketing hacen que el consumo modesto de alimentos ultraprocesados ​​sea imposible y su imposición masiva desplace a los alimentos frescos

La población mundial se encuentra en esta situación, entre otras razones, por el estilo de vida real que fomenta el sedentarismo e incrementa el tiempo que dedicamos a ver televisión y trabajar en el computador, mientras dejamos de practicar actividades físicas con regularidad.

Sin embargo, la mayoría de los estudios coincide en que el alcalde responsabilidad tiene que ver con un suministro básico más en productos ultraprocesados que naturales. “Se elabora a partir de sustancias extra o refinadas de alimentos entéricos, tales como baratas o residuos de origen animal, ingredientes no caros tales como almidones refinados, azúcares, grasas, aceites y aceites hidrogenados, conservas y otros aditivos, con poco o nada de alimentos enteros” , informó Hernán C. Doval, director de la Revista Argentina de Cardiología, en un artículo académico.

Doval afirmó que estos productos son densos en energía, pero que, consumidos en pequeñas cantidades, no producen daño. Sin embargo, «la strategia fuerte y agresiva de marketing (como el precio reducido para las porciones de gran tamaño), hacen que el consumo modesto de alimentos ultraprocesados ​​sea imposible y su imposición masiva desplace a los alimentos frescos o muy poco procesados”.

En esta categoría se encuentran bebidas gaseosas, snacks, pizzas, hamburguesas, comida lista para calentar y hasta paneles industrializados. Su consumo se asocia con enfermedades no transmisibles, como diabetes tipo 2, cardiovasculares masculinas y cáncer colorrectal. Por primera vez en la historia de la humanidad «nos enfrentamos a la posibilidad de que las generaciones futuras tendrán un promedio de vida menor que la generación anterior», apunta Óscar M. Laudanno, investigador de la Universidad de Buenos Aires, en un texto científico publicado este año.

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De acuerdo con el investigador, los alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sal, pero pobres en vitaminas y fibras, su «el motor de la epidemia de obesidad en América Latina» y representan del 20 al 30 % del consumo calórico diario en la población. Chile, México y Argentina, según sus datos, ocuparon los tres primeros lugares en consumo de ultraprocesados ​​en el subcontinente.

Los ‘comida estupenda’

Los alimentos ultraprocesados ​​son altamente adictivos.

Gracias a esta industria, a los hogares llegaron ingredientes nunca antes consumidos por humanos, como edulcorantes, colorantes, emulsificantes, espesantes, espumantes y estabilizadores, entre otros. Sus “verdaderas ‘trampas sensoriales’ muy adictivas”, escribir Laudanno. Además solo contienen bisfenol A, sustancia presente en los plásticos que envuelven a estos alimentos. Se trata de «un disruptor endocrinológico que afecta la fertilidad, la pubertad precoz y el desarrollo normal».

Para Doval, las llamadas big food, es decir, las «grandes multinacionales de alimentación y bebidas», Está cansado de que establezcan las reglas del sistema global de alimentos. Es, denuncia, un mercado inequitativo para los pequeños productores. «Lo que la gente viene está cada vez más manejado por un puñado de compañías multinacionales de alimentos que están llevando rápidamente a los países en desarrollo hacia una dieta ligada a enfermedades no transmisibles».

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de hecho, expertos coinciden en que las estrategias de mercadeo de la industria de alimentos ultraprocesados ​​se parecen a las del tabaco. Sobre todo, porque las compañías niegan los efectos negativos de sus productos en la salud de las personas, dice la periodista mexicana Kennia Velázquez. “Go a llegar un día en que, así como nos parece una locura que alguien le dé un cigarrillo a un niño pequeño, va a ser lo mismo con las bebidas azucaradas y con estos productos que causan tantas enfermedades. Confío en que la información que se vaya dando ayude a la gente a tomar decisiones más saludables”.

Quizá el mayor problema al que se enfrentan muchas familias latinoamericanas es el costo de una dieta saludable. De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2020, unos 131 millones de personas en la región no tienen dinero para acceder a este tipo de comida. Así fue después, con respecto a 2019.

En Latinoamérica, la dieta saludable tiene el costo más alto a nivel mundial, y que para obtener la requiere 3.89 dólares por persona al díasegún datos de 2020 obtenidos por un estudio de la Universidad de Tufts y el Banco Mundial.

No obstante, María José Larrazábal, académica de la Universidad de Antofagasta, en Chile, consideró que tenemos que modificar nuestra forma de comprar y voltear la mirada a lo local. «Hay que ver qué es lo que ocurre en las tejas, son adecuados los productos de temporada, porque eso es algo que también se nos ha olvidado; no es normal comer tomates o sandía durante todo el año”, dijo a Connectas.

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Las escuelas ocupan un lugar basico en la educacion alimentaria; en ellas suelen haber una «influencia negativa» en cuanto a la ingesta de bebidas azucaradas no nutritivas y de comida ultraprocesada. Consumir ciertos alimentos en la escuela, como las frutas, «burlas criadas», explica Sebastián Fuentes y Belén Estrada en la revista Educación, de Costa Rica. Citan una investigación que acaba que, no obstante, cuando hay fruta disponible para todos los estudiantes, «las burlas y molestias disminuyen».

Una de las medidas más contenidas es el sistema de etiquetado en octágonos que indica claramente al frente de los empaques los altos contenidos de calorias, sodio, azucar y grasas de cada producto. La han adoptado Chile, Perú, Uruguay, México y Argentina y este año lo hará Colombia.

En Colombia es obligatorio, en principio, rotular no octogonal, como el de la foto.

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Tribunal Administrativo de Cundinamarca

Francia tiene un programa de alimentación escolar pública. A los niños les dan la mejor comida posible, porque si a ellos no los conquistas a esa edad ya están en manos de la industria

Velázquez dijo que el resultado fue «muy efectivo» para reducir el consumo de productos ultraprocesados, pero aclara que hacen falta más acciones, «como el apoyo a los pequeños agricultores ya los pequeños comerciantes, para impulsarlos y lograr que la gente acceda a productos naturales”.

Esto último enfrenta otro problema: la promoción de monocultivos, qu’ha venido surgiódo la diversidad de los alimentos naturales. Así lo afirma el exministro de Salud de Perú Enrique Jacoby, asesor regional de la Unidad de Nutrición de la OPS. Dice que «no podremos salir de este entrampamiento alimentario» sin una acción regulatoria del Estado para defender a los ciudadanos ya la agricultura.

Por su parte, Larrazábal dice que la obesidad en nuestro continente depende de varias causas, y no dependemos exclusivamente de los alimentos ultraprocesados. “Tiene que ver también con que no sabemos cocinar. No le estamos dedicando el tiempo que corresponde a la cocina. No hay políticas públicas orientadas a educar a la población en la alimentación saludable”.

“Francia –dice Jacoby– está celebrando un programa de alimentación escolar pública ultramillonario. A los niños les dan la mejor comida posible, porque si a ellos no los conquistas a esa edad ya los perdiste, ya están en manos de la industria”. Como comparte en conversación con Connectas Kennia Velázquez, en México la Secretaría de Salud trabaja en una propuesta para enseña a consumir alimentos saludables a las nuevas generaciones.

Dentro de los posibles caminos para salir de este atolladero alimentario y de salud pública, Hernán C. Doval anuncia la regulación oficial como el único modelo libre de conflictos de intereses “entre la promoción y protección de la salud pública y las corporaciones que obtienen sus ganancias de la producción de alimentos no saludables”. Otra posibilidad es la asociación público-privada que, desde su perspectiva, daría resultados más exitosos a «que si el Estado actuara en forma independiente de la industria».

Estos modelos se oponen a prácticas presentes hasta ahora, como la autorregulación voluntaria, que sería la «preferida de la industria», y es lo que «adoptan por omisión muchos gobiernos, también la ONU».

Como puede vers, la situacion es seria. Tan solo en México se calcula que 27 personas mueren cada hora debido a varones relacionados con la obesidad, según informa El Poder del Consumidor. Requiere verdaderas políticas públicas que apuesten más por la prevención y por una educación que contribuya a cambiar hábitos de vida. Para que dramas como el de la ballena se hagan cada vez menos comunes a lo largo y ancho del continente.

CARLOS GUTIÉRREZ

RELACIONADO (**)

Miembro de la Mesa Editorial de Connectas.

(**) Iniciativa periodística sin fines de lucro que promueve la producción, el intercambio, la capacitación y la difusión de información sobre temas claves para el desarrollo de las Américas.

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